Ladislao Cabrera
Juan Ladislao Cabrera Vargas, (1830-1921) originario de Totora, en la provincia Carrasco de Cochabamba, Nació el 23 de mayo de 1830, sus padres, Dn. Mariano Cabrera Fernández y Dña. Manuela Vargas La Faye, marcaron los inicios de su legado. Ladislao fue el primogénito de nueve hijos y recibió una educación esmerada. Se formó en abogacía en la Universidad de Arequipa, Perú, graduándose en 1854 a la temprana edad de 24 años. Además de su carrera legal, destacó como periodista y profesor de literatura. Contrajo matrimonio con Petronila Valdez el 31 de agosto del mismo año, y juntos tuvieron dos hijos: Ma. Esther y Manuel Ladislao, se enmarca en la vida de un hombre de destacada trayectoria y patriotismo .
Tras la muerte de su padre, Ladislao regresó a Cochabamba, donde enfrentó la pérdida de su madre y de su esposa. A pesar de estos desafíos, desempeñó roles como maestro y periodista. En 1863, asumió el cargo de Fiscal de Distrito en La Paz, y al año siguiente, Durante el gobierno de José María Achá fue designado Prefecto en Cobija o Puerto La Mar. Además, ejerció la presidencia municipal de Caracoles, consolidando así su presencia en la vida política y administrativa de Bolivia, aunque posteriormente fue destituido de su cargo por el presidente Mariano Melgarejo.
Participación en la guerra del pacifico
Un momento crucial en la vida de Ladislao Cabrera fue su participación durante los dramáticos eventos que llevaron a la ocupación del puerto de Antofagasta por el ejército chileno en febrero de 1879. Como coronel de artillería, tuvo el deber de informar al gobierno de Hilarión Daza sobre la situación crítica. Ante la amenaza inminente, Cabrera lideró la organización de la defensa de Calama, reclutando a 135 voluntarios, entre ellos el destacado Dn. Eduardo Avaroa.
A la edad de 49 años, se encontraba desempeñando funciones como forense en Calama cuando la ocupación chilena tuvo lugar la resistencia en Calama el 23 de marzo de 1879, a pesar de su heroísmo, terminó con la toma de la ciudad por parte del ejército chileno. Avaroa y otros valientes defensores cayeron en el campo de batalla. Ladislao Cabrera se vio obligado a evacuar a sus hombres hacia Chiu Chiu y posteriormente a La Paz, donde desempeñó cargos de relevancia en el ámbito público. Su compromiso y valentía lo llevaron incluso a ocupar la presidencia interina de la República en 1881.
Tras la derrota, Cabrera condujo a los sobrevivientes a Chiu Chiu y luego a La Paz, donde ocupó diversos cargos públicos de importancia. Sirvió como embajador y, en 1881, asumió la presidencia interina de Bolivia mientras Narciso Campero viajaba a Perú.
El legado de Juan Ladislao Cabrera Vargas perdura en la memoria histórica de Bolivia. Su fallecimiento el 24 de diciembre de 1904, mientras ocupaba el cargo de Ministro de la Corte Suprema de Justicia en Sucre, marca el fin de una vida dedicada al servicio público y al amor por su patria.
La historia ha reconocido muy poco, y no en la proporción adecuada, los méritos de este hombre de gran coraje, un patriota que en los momentos más difíciles que enfrentó la Patria, no dudó un instante en organizar la defensa de Calama y enfrentarse a un ejército superior en número y armamento.
Batalla de Topater
El 23 de marzo de 1879 se produjo el primer enfrentamiento armado de la Guerra del Pacífico, entre las tropas chilenas y bolivianas en las cercanías de Calama. El boliviano Eduardo Abaroa opuso resistencia junto a un grupo de civiles y murió en la contienda, conocida como batalla de Topater.
Días antes, el coronel chileno Emilio Sotomayor organizó en Caracoles una fuerza compuesta de 544 soldados y 30 civiles, que tenían la misión de ocupar Calama.
En esta localidad, la máxima autoridad boliviana, Ladislao Cabrera, organizó la defensa con alrededor de 130 civiles. Armados con algunos rifles y carabinas, el grupo se acantonó en la ciudad y destruyó los puentes de acceso al poblado.
El 23 de marzo las fuerzas chilenas alcanzaron la quebrada sur cercana a Calama. Para habilitar el tránsito hacia el pueblo, Sotomayor llevó dentro de sus filas a carpinteros, con tablones en carretas.
El historiador Ardiles relata la contienda: "en el Vado de Topater, las primeras y segundas compañías del Segundo de Línea [...], cruzaron el sendero denominado 'Viento', apoderándose de él [...]. En esta circunstancia cayó muerto el héroe boliviano Eduardo Abaroa Hidalgo, quien junto a doce rifleros, defendieron el Puente Topater. Después de descargar los 300 tiros de su revólver, ya herido y moribundo, la tropa chilena lo conminó a rendirse, pero él exclamó: '¡Que se rinda su abuela, carajo!'". (En Ardiles, 2013: 150).
Luego de varias horas de combate, las tropas chilenas pusieron fin a la resistencia boliviana. Su superioridad numérica fue determinante. La contienda dejó 20 bolivianos y 11 chilenos muertos
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