Oscar Alfaro

Oscar Alfaro nació en San Lorenzo, 5 de septiembre de 1921 en , Tarija, Bolivia. Sus padres fueron Darío Gonzales y Carmen Alfaro. Inició sus estudios en la Escuela “Eustaquio Méndez” de su pueblo natal y completó la enseñanza media en el Colegio Nacional “San Luis” de Tarija. Durante su periodo estudiantil, fue elegido Secretario Ejecutivo de la Federación de Estudiantes de Secundaria, demostrando desde entonces su inclinación hacia la ideología socialista.

Posteriormente, se trasladó a La Paz para estudiar Derecho en la Universidad Mayor de San Andrés. Carlos Aróstegui Arce, poeta contemporáneo, destaca que Alfaro, más inclinado hacia la vida intelectual, periodismo y poesía que hacia la profesión legal, forjó su camino en las letras.

La infancia y juventud de Alfaro en San Lorenzo, impregnadas del encanto de la naturaleza y las raíces de su tierra, influyeron profundamente en su capacidad creativa. A pesar de la pobreza hogareña, Carmen Alfaro, su madre, con esfuerzo y sacrificio, costeó sus estudios. Agradecido, Alfaro tomó el apellido de su madre en lugar de aceptar el reconocimiento paterno en su edad adulta.

A lo largo de su vida, Alfaro experimentó la dureza de la injusticia social y las privaciones, pero estas experiencias fueron el cimiento de su poesía de denuncia. Su obra se enriqueció con la idiosincrasia del campesino y la conexión profunda con el entorno telúrico de San Lorenzo.

Alfaro, delgado y de hablar suave, trasladó su experiencia campestre a su poesía, centrada en la naturaleza y los animales, siempre guiado por principios de justicia. Se desempeñó como maestro de literatura en el magisterio boliviano y docente de lenguaje en la Normal Rural de Maestros de Canasmoro.

En La Paz, su pluma trazó una elipse en el firmamento literario, siendo invitado al Grupo Literario “Gesta Bárbara” en 1944, donde destacados intelectuales se congregaban para discutir ideas y marcaron una época en las letras bolivianas.

La consagración de Alfaro llegó con su libro “Cien poemas para niños”, que se convirtió en un orgullo nacional. Figuras como Franz Tamayo y Juana de Ibarborou elogiaron su poesía, destacando su sencillez y pureza. Juan Quirós y Alcira Cardona, críticos bolivianos, elogiaron su habilidad para adaptarse a la mentalidad de sus jóvenes lectores.

Aunque Alfaro vivió sin empleo fijo en La Paz, se dedicó al periodismo, programas de radio y a la venta de sus obras en escuelas y colegios. Su participación en el Segundo Congreso Nacional de Poetas y escritores en Cochabamba lo consagró como uno de los grandes poetas del siglo XX.

Oscar Alfaro falleció el 25 de diciembre de 1963 en La Paz, a los 42 años, a causa de un ataque al corazón. Su esposa, Fanny Mendizábal, se esforzó por difundir sus obras y honrar su memoria, recorriendo Bolivia y siguiendo las huellas que dejó Alfaro.

En la actualidad, la obra de Alfaro perdura en la música y en la declamación de sus poemas por grandes y chicos en todo el territorio boliviano. Escuelas, colegios, parques y calles llevan su nombre con orgullo, y se realizan concursos y festivales literarios en su honor. Sus restos descansan en el cementerio General de La Paz junto a su madre, Carmen Alfaro. Su legado literario sigue vibrante, trascendiendo las fronteras del tiempo y llegando al alma de los niños de cada época.

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