Mauricio Hild
Moritz Hochschild mas conocido en Bolivia como Mauricio Hild, fue un influyente magnate judío-alemán de la minería, destacado por su papel en la industria del estaño en el siglo XX. Desde su nacimiento en Biblis, Alemania, en 1881, hasta su fallecimiento en París, Francia, en 1965, Hochschild dejó un legado perdurable. Fundador de la Compañía Minera Hochschild, su imperio se extendió por Bolivia, revolucionando la extracción minera. Reconocido como uno de los "Barones del estaño", su influencia económica y política se consolidó. Además, su humanitarismo se evidenció al salvar a miles de refugiados judíos durante la Segunda Guerra Mundial.
Biografía
Moritz Hochschild, conocido como Mauricio Hochschild, nació en Biblis, Alemania, el 17 de febrero de 1881. Provenía de una familia judía con una larga tradición en la industria minera. Después de graduarse de la escuela, estudió minería e ingeniería en la Universidad de Minería y Tecnología de Freiberg. En 1905, se unió al conglomerado industrial Metallgesellschaft y más tarde trabajó en España y Australia antes de establecerse como agente independiente en Sudamérica.
"Estos dos aspectos, la minería y el hecho de que la mayoría de sus familiares y vecinos fueran de etnia asquenazí (judíos que se asentaron en Europa Central y del Este), definirían el rumbo de su vida", señala el historiador.
A principios del siglo XX, Hochschild dejó Alemania por primera vez y comenzó a hacer negocios de forma independiente, primero en Australia y luego en Chile, país que se convertiría en el centro de sus operaciones durante muchos años.
"En Chile es donde organizó su empresa de extracción y, de manera casi implacable, comenzó a desarrollar su negocio en la minería, lo que eventualmente lo llevó a Bolivia, donde revolucionaría la extracción minera", anota Brockmann.
De acuerdo no solo al relato del historiador sino también a otros documentos históricos, Hochschild buscó tomar posesión de minas en desuso o abandonadas para volverlas rentables mediante nuevos métodos de extracción.
"Resulta que aquellas minas que antes producían plata fueron abandonadas cuando este elemento se agotó. Sin embargo, tenían otros metales como el estaño o el zinc, que Hochschild sabía que podría explotar", señala.
Pero no fue solo una ocurrencia suya. Patiño y Aramayo también se unieron a este sistema de minería en Bolivia.
A los tres pronto se los conocería como los "Barones del estaño".
"Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, estos hombres comenzaron a vender estaño a las grandes potencias. Hicieron mucho dinero, pero a costa de explotar a los trabajadores", indica el historiador.
Todo iba sobre ruedas para estos poderosos mineros durante las décadas de los 20 y el 30, hasta que los cambios que ocurrieron en el gobierno a principios de la década de 1940 significaron el final de su imperio.
"Hochschild perdió todos sus privilegios. Fue enviado a la cárcel en dos ocasiones y sus mineras comenzaron a ser tomadas por el Estado", recuerda Brockmann.
Con el tiempo, especialmente durante la llamada Revolución del 52 en el país sudamericano, se revelaron detalles sobre los métodos de explotación de los mineros y la apropiación de las mineras en toda Bolivia.
Según el relato establecido en ese momento, los llamados Barones del estaño pasaron a ser considerados "los villanos de Bolivia".
"En esos documentos se menciona que él estuvo a punto de ser ejecutado, pero finalmente fue liberado", anota el historiador.
En 1944, una vez recuperada su libertad, abandonó el país y nunca más regresó. En Chile logró volver a encaminar su fortuna, enfocándose de nuevo en la minería.
Murió en 1965, en un hotel en París.
Sin embargo, una de las principales acciones detrás de sus negocios durante esos años en Bolivia se revelaría casi 60 años después, a través de unos archivos que nadie había ordenado.
Minería en Bolivia
En 1918, Hochschild contrajo matrimonio con Käthe Rosenbaum y regresó a América del Sur en 1919. Inspirado por las historias de Simón Patiño y su éxito en la industria del estaño, Hochschild se trasladó a Bolivia en 1922. Durante las siguientes dos décadas, construyó un imperio económico en torno a la explotación minera y el comercio del estaño, expandiéndose desde el Perú hasta Chile. A pesar de la pérdida de su esposa en 1924, Hochschild continuó sus operaciones y consolidó su influencia económica y política en la región.
El Schindler de Bolivia
En 1938, utilizando su influencia con Germán Busch, presidente militar de Bolivia, Hochschild abrió las puertas del país a los refugiados judíos de la Alemania nazi. Aproximadamente 9,000 refugiados fueron admitidos y Hochschild financió su transporte y vivienda en Bolivia. Su altruismo en esta situación le valió el apodo de "Schindler de Bolivia". Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un proveedor de estaño y otros materiales para las fuerzas aliadas.
El archivo en cuestión, que ahora hace parte de la Comibol y fue declarado Patrimonio de la Memoria de la Humanidad por la Unesco en 2016, reveló miles de detalles sobre cómo esos judíos habían llegado desde Alemania hasta las cumbres andinas de Bolivia.
"Lo que nos muestran los documentos es que, debido a la gestión de Hochschild, muchos judíos provenientes de Alemania, Francia, Polonia e incluso Yugoslavia pudieron obtener una visa y un trabajo para empezar de nuevo", le cuenta a BBC Mundo Max Raúl Murillo, actual director del archivo de la Comibol.
"Hay constancias de trabajo, salarios, visas, cartas no solo en español sino también en alemán y hebreo, que tuvimos que traducir para saber cómo había ocurrido todo", señala Murillo.
De acuerdo a los documentos, fue gracias a la relación especial que Hochschild tenía con el entonces presidente boliviano Germán Busch Becerra (1937-1939) que pudo lograr el ingreso entre 9.000 y 20.000 judíos, mayormente asquenazis.
Últimos Años y Muerte
A pesar de sus contribuciones, Hochschild enfrentó desafíos políticos en Bolivia. Fue arrestado en 1939 y nuevamente en 1944, enfrentando incluso la sentencia de muerte en ambas ocasiones. Después de ser liberado en 1944, abandonó Bolivia y nunca regresó. En 1951, los Hochschilds donaron la mayor parte de su fortuna al Fondo y Fundación Hochschild. El Grupo Moritz Hochschild fue nacionalizado durante la Revolución Boliviana de 1952, pero la empresa, Hochschild Mining, continuó creciendo y expandiéndose. Moritz Hochschild falleció en París en 1965, dejando un legado duradero en la industria minera mundial.
Moritz Hochschild, un pionero en la minería del estaño y un humanitario en tiempos de crisis, dejó una marca indeleble en la historia económica y social de Bolivia y más allá. Su vida y legado continúan inspirando a generaciones posteriores de empresarios y defensores de los derechos humanos.
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