Simón I. Patiño
Simón Iturri Patiño, magnate Boliviano nacido en 1860, fue un visionario de la industria minera. Su legado abarca desde su astucia empresarial hasta su compromiso con la educación y el desarrollo de Bolivia. A través de su liderazgo en la Compañía Minera Huanchaca y otras empresas, Patiño se convirtió en uno de los hombres más ricos del mundo. Su matrimonio con Albina Rodríguez Ocampo y su legado de cinco hijos son parte de su historia familiar. Patiño sigue siendo recordado como un icono de la industria y un defensor del progreso en su país natal.
Biografía de Simón I Patiño
Simón I. Patiño Nació en Santiváñez, Cochabamba, 1 de junio de 1860 y Falleció en Buenos Aires, Argentina, 20 de abril de 1947. Era hijo de Eugenio Iturri, un inmigrante del País Vasco, y de María Patiño, quien nació en Cochabamba.
Antes de mudarse a Oruro, donde trabajó como empleado administrativo en la Compañía Minera Huanchaca, Patiño se desempeñó en el mismo cargo en la firma comercial Hermann Fricke y Cia. Posteriormente, se trasladó a la mina Huanchaca de Aniceto Arce, donde trabajó como laborero durante algunos años.
En 1889, contrajo matrimonio con Albina Rodríguez Ocampo en Oruro. La pareja tuvo tres hijas, Graziella, Elena y Luzmilla, y dos hijos varones, René y Antenor. Conoció la miseria en sus primeros años pero decidió apostar a la minería. El hallazgo de un gran yacimiento de estaño en la mina que después bautizó como "La Salvadora", en el norte potosino, fue la base para una fortuna que, según cálculos extraoficiales, llegaría a por lo menos 3.000 millones de dólares.
Aunque su riqueza provenía de las minas potosinas, Patiño invirtió lo necesario para mejorar la producción, pero no mejoró el nivel de vida de sus trabajadores. Tampoco encarriló a Bolivia en la industrialización. Por el contrario, invirtió grandes sumas en el exterior con las que diversificó sus inversiones y multiplicó su fortuna.
Simón I. Patiño, el famoso magnate boliviano, es una figura envuelta en una rica mezcla de mitos y realidades. Durante décadas, su imagen fue moldeada por narrativas nacionalistas y marxistas que lo presentaban como un villano de proporciones épicas, un hombre cuyo nombre estaba asociado con la explotación y la opresión. Sin embargo, a medida que el tiempo pasaba, surgieron nuevas interpretaciones que arrojaban luz sobre los aspectos menos conocidos de su vida y legado.
Muerte de Simon I. Patiño
Hizo construir una mansión en Cochabamba para morir allá, mas no llegó a tiempo porque la muerte lo sorprendió en Buenos Aires. Roberto Bardini escribió lo que sigue sobre lo sucedido aquellos días:
"Regresa por última vez a su país en tren, en un viaje que dura dos días. Va dentro de un lujoso ataúd de maderas preciosas, con incrustaciones de marfil y manijas de plata, elaborado especialmente para su decrépito cuerpo. Cuando los exquisitos artesanos fúnebres presentan la cuenta, no se imaginan que los descendientes del 'rey del estaño' los demandarán ante un juzgado argentino por el elevado costo del féretro. Al llegar el cadáver a Bolivia, el presidente Enrique Hertzog ordena que las banderas permanezcan a media asta en señal de duelo nacional. El mandatario había recibido cinco millones de pesos bolivianos de Patiño para su campaña electoral".
Patiño dejó una inconmensurable fortuna que hoy disfrutan sus herederos, la mayoría de ellos residentes en el exterior. A Bolivia le dejó como legado una fundación y museos, algunos en el norte potosino pero ninguno en la capital con la que solo se relacionó administrativamente.
Negocios
La fortuna de Patiño tuvo su inicio con el descubrimiento en 1900 de una veta extraordinariamente rica en la mina La Salvadora, situada en el cerro Llallagua, en el Departamento de Potosí. En los años subsiguientes, fue adquiriendo otras minas, y su riqueza se incrementó de manera notable. Para la década de 1910, había establecido un poderoso complejo minero que incluía las minas de Llallagua, Catavi, Uncía y Huanuni, entre otras. Además, en 1911, construyó el Ferrocarril Machacamarca Uncía para transportar minerales desde sus propias minas.
Patiño adquirió intereses en minas bolivianas propiedad de mineros chilenos mediante compras secretas en la bolsa de valores de Santiago, Chile. Una vez que logró obtener la mayoría de las acciones de la Compañía Estañífera de Llallagua, anteriormente en manos de capitalistas chilenos, se enorgulleció de "nacionalizar" la industria minera boliviana.
En julio de 1924, consolidó sus intereses al establecer la Patiño Mines and Enterprises Consolidated, Inc., registrada en Delaware, Estados Unidos. Esta empresa integraba la Compañía Estañífera Llallagua, La Salvadora y el mencionado ferrocarril.
Banco Mercantil
El Banco Mercantil fue otro de los bancos privados que tuvieron la facultad de emitir billetes propios. Autorizado por ley el 7 de diciembre de 1905 y fundado el 1° de diciembre de 1905 por el magnate minero Simón I. Patiño, este banco fue el más poderoso de su época, con un capital de $us. 5.000.000, pagado enteramente en Soberanos Ingleses de Oro del peculio personal de Patiño. Esta cifra representaba el doble de la suma de los capitales de los otros bancos. La central del banco fue establecida en Oruro, que fue centro de operaciones de la compañía minera de Patiño. La impresión de los billetes estuvo a cargo de la American Banknote Company.
Se conocen dos fechas de emisión para los billetes de este banco, siendo la primera el 1° de julio de 1906 y, la segunda, en la misma fecha pero cinco años después, en 1911. Se puede deducir, al ver los ejemplares Specimen, que se utilizó la misma matriz para la impresión de ambas emisiones, cambiando únicamente la fecha.
El corte de un Boliviano lleva en el anverso el escudo de armas de Bolivia, tal como se lo conoce en la actualidad, salvo las nueve estrellas, en vez de diez, y una alegoría femenina. El reverso muestra un típico pueblo andino frente a un paisaje montañoso. El billete de cinco Bolivianos representa la ciudad de Potosí, con una escena minera en el anverso y, en el reverso, aparece el famoso Cerro Rico y algunos monumentos de aquella ciudad.
Williams Harvey
Uno de los hitos más significativos en la historia de la minería boliviana antes de la Revolución de 1952 fue la adquisición por parte de Patiño de la fundidora inglesa Williams Harvey & Co., con sede en Liverpool, que controlaba una cuarta parte de los negocios mundiales de fundición y refinación.
Además, expandió sus operaciones mineras a Malasia. La estrategia de integración vertical de Patiño fue inusual entre los magnates sudamericanos, lo que le permitió desempeñar un papel crucial en la formación del Comité Internacional del Estaño, el primer cartel que intentó regular el precio de una materia prima. Por este motivo, se le conocía como "El Rey del Estaño". En la década de 1940, figuraba entre los hombres más ricos del mundo.
Durante la Gran Depresión de 1929, desempeñó un papel clave en la fundación del Comité Internacional del Estaño para regular la oferta y proteger el precio de este metal.
En 1906, Patiño fundó el Banco Mercantil en Bolivia, que aún existe hoy en día, aunque ya no está vinculado a los intereses de sus herederos.
En 1942, Patiño, ante las justas demandas de sus trabajadores en las minas Catavi-Llallagua-Siglo XX por salarios más justos, coordinó, patrocinó y ordenó, junto al gobierno militar de Enrique Peñaranda, la masacre de Catavi para sofocar las protestas de los trabajadores y mantener la extracción de mineral en condiciones casi esclavistas.
El Legado Educativo de Patiño
Una de las facetas menos conocidas de Simón I. Patiño fue su preocupación por la educación. A lo largo de su vida, comprendió el valor fundamental de la educación tanto para el éxito individual como para el progreso de una nación. Este compromiso se reflejó en diversas acciones concretas que promovió a lo largo de los años.
Por ejemplo, Patiño y su esposa Albina Rodríguez enviaron a sus hijos a estudiar a Chile y Europa, reconociendo la importancia de una educación de calidad. Además, invirtió en la formación de obreros y sus familias en los campamentos mineros, estableciendo escuelas bien equipadas y proporcionando almuerzo y desayuno escolar a los estudiantes.
Palacio Portales
Palacio de gran belleza arquitectónica fue construido entre 1915 y 1927, se encuentra en la zona Queru Queru, al norte de la ciudad. Actualmente está bajo la custodia de la Fundación Simón I. Patiño con sede en Ginebra y es el edifico que alberga al Centro pedagógico y cultural Simón I. Patiño desde 1968. Fue residencia del empresario minero boliviano Simón Iturri Patiño, a quien se le denominó ‘el barón del estaño’.
El arquitecto francés Eugène Bliault diseñó el proyecto del Palacio, y fue ejecutado empleando mano de obra artesanal y utilizando materiales de construcción traídos de Europa – especialmente mármoles y maderas. El Palacio es un ejemplo de estilo ecléctico, que respondía a comienzos del Siglo XX al gusto de las élites europeas. En el Palacio Portales los distintos estilos que lo componen se fusionan de tal manera entre ellos que el resultado es un conjunto de gran armonía e integración.
Fundaciones y Donaciones
El compromiso de Patiño con la educación y el desarrollo no se detuvo con su fallecimiento. Su legado fue continuado por la Fundación Universitaria Simón I. Patiño, que realizó donaciones a universidades y apoyó iniciativas educativas en todo el país. Además, se estableció la Fundación Simón Patiño en Suiza, con el objetivo de otorgar becas a estudiantes bolivianos destacados.
A través de estas instituciones y donaciones, el impacto de Simón I. Patiño en la educación y la ingeniería bolivianas perdura hasta el día de hoy, recordándonos su visión de un país con oportunidades iguales para todos y un futuro próspero basado en el conocimiento y la innovación.
Un Hombre Complejo, un Legado Duradero
Simón I. Patiño fue mucho más que un magnate minero exitoso; fue un visionario que entendió el poder transformador de la educación y la ingeniería en el desarrollo de su país. A pesar de las críticas y controversias que rodearon su vida, su legado perdura como un recordatorio de la importancia de invertir en el conocimiento y el talento de las futuras generaciones. En un mundo en constante cambio, la visión y el compromiso de líderes como Patiño siguen siendo relevantes y inspiradores para todos aquellos que buscan construir un futuro mejor.
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