Coronel Francisco Manchego

Francisco Manchego ingresó al Colegio Militar en enero de 1914. En octubre de 1917, ascendió al rango de Subteniente y fue asignado al Regimiento Sucre 2° de Infantería, con guarnición en la Capital. Desde abril hasta septiembre de 1931, ocupó el cargo de Jefe de Batallón del Regimiento Florida 12 de Infantería.
Al estallar la guerra, participó en la 3a División, marchando desde Bogado e Ingavi hasta Camacho, donde la división se concentró para iniciar sus operaciones bélicas sobre Corrales, Loa, y otros puntos. Inicialmente como jefe de Batallón y luego como Comandante del Regimiento Florida, participó activamente en varias batallas clave, como la defensa del Fortín Florida el 25 de julio de 1932, la conquista de Bogado el 15 de septiembre de 1932, y la defensa y contraataque de Corrales el 30 de enero de 1933. Luchó de manera incansable durante las ofensivas en Betty, Toledo, Fernández y Campo Ingavi, siendo fundamental en las operaciones militares que se extendieron hasta mediados de 1933.
En septiembre de 1933, ascendió al grado de Teniente Coronel "por méritos de guerra", y en noviembre fue destinado a la 7a. División. En enero de 1934, asumió el cargo de Jefe de Estado Mayor de la 4a. División, el último puesto que desempeñó antes de su trágica muerte el 20 de junio de 1934. Su fallecimiento causó una profunda consternación no solo en el ejército, sino también en toda la nación. La prensa nacional dedicó extensos artículos necrológicos resaltando sus virtudes cívicas y militares y narrando algunos episodios heroicos de su vida.
Uno de estos episodios, publicado en el diario “La Unión” de Santa Cruz, relata cómo, al caer en una emboscada junto a dos soldados chiquitanos y ser capturados por las fuerzas paraguayas, Francisco Manchego mantuvo una actitud firme y decidida. Cuando sus soldados le preguntaron si debían disparar, respondió sin vacilar: "Disparen". Esta orden llevó a los soldados a abrir fuego contra los paraguayos, lo que resultó en su salvación y destacó la valentía de los soldados chiquitanos, a quienes Manchego siempre consideró como unos de los mejores soldados de Bolivia.
El Gobierno también expresó su dolor por su muerte. El Ministro de Guerra envió un telegrama al General en Jefe comunicando que, por sus méritos de guerra, se le conferiría un ascenso póstumo al grado de Coronel. Además, el Jefe del I Cuerpo de Ejército expresó su más sentido pésame a la madre de Francisco Manchego, destacando que, en pleno combate y al frente de sus tropas, había escrito una gloriosa página en la historia de Bolivia.
Francisco Manchego fue un patriota ejemplar, comprometido con su país hasta el último momento de su vida. Días antes de su muerte, el 3 de junio de 1934, pronunció un emotivo discurso ante sus oficiales, diciendo: "Si el destino me ha deparado la muerte, será combatiendo con mis bravos soldados de la 4a. División". Así ocurrió. A pocos días de ese pronunciamiento, se puso al frente de sus tropas, como un simple granadero, liderando la ofensiva enemiga.
Tras su muerte, los restos de Francisco Manchego fueron trasladados a la ciudad que lo vio nacer. La despedida fue acompañada por una multitud que deseaba rendir homenaje al gran defensor del Chaco. Uno de sus soldados, perteneciente al regimiento Florida, expresó lo siguiente al despedirlo: "Bolivia ha perdido uno de sus más aguerridos y pundonorosos jefes. Sentimos perderte para siempre, pero vivirás eternamente en nuestros corazones."
A las 17 horas del 29 de junio, los restos de Francisco Manchego fueron conducidos en medio de una gran multitud, encabezada por el Presidente de la República y sus Secretarios de Estado, como un testimonio del respeto y el honor que la nación le profesaba.
(LA GUERRA CON EL PARAGUAY — Coronel Julio Díaz A.)
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