Una estrategia que salvó al ejército boliviano durante la Guerra del Chaco

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Durante la Guerra del Chaco (1932–1935), Bolivia vivió momentos muy difíciles y heroicos. Uno de ellos fue relatado por el general Enrique Peñaranda en su libro Memorias de la Guerra del Chaco. En estas memorias, se cuenta cómo, gracias a la valentía, la inteligencia y el liderazgo, un pequeño grupo de soldados logró engañar a un ejército enemigo mucho más grande.

Después de la captura del fortín Boquerón, el Destacamento Peñaranda, con fuerzas muy pequeñas, tuvo que defender varios frentes: Ramírez, Castillo y Yujra. No tenían refuerzos ni reservas, y por eso se tomaron decisiones difíciles, como hacer que los soldados se turnaran cada 24 horas para descansar.

Pero una situación crítica ocurrió cerca del Cruce. El Regimiento Pérez, que iba de camino, comenzó a desorganizarse. Algunas de sus compañías se estaban desbandando, lo que podría haber causado un gran desastre. Sin embargo, allí estaba el teniente Eduardo, un joven oficial valiente y decidido que ideó una solución increíble.

Con solo 50 soldados a su mando, el teniente Eduardo organizó un ardid militar muy inteligente. Les ordenó que, al escuchar las frases “Regimiento Loa”, “tenderse”, “fuego”, “cesar el fuego” y “armar la bayoneta”, todos repitieran en voz alta las órdenes. El eco fue tan fuerte que el enemigo pensó que estaban frente a todo un regimiento, no a solo 50 hombres. Cuando oyeron “armar la bayoneta”, los enemigos se asustaron y huyeron, dejando prisioneros atrás.

Gracias a esta acción, el grupo de soldados bolivianos no solo evitó una derrota, sino que además rescató a los prisioneros del Regimiento Pérez. Fue un acto de ingenio y valentía que quedó registrado como uno de los más admirables de toda la guerra.

Índice
  1.  ¿Qué más estaba pasando en ese momento?
  2. Una reflexión para el futuro
  3. ¿Qué aprendemos de esta historia?

 ¿Qué más estaba pasando en ese momento?

Mientras esto ocurría, el enemigo atacaba con más de 10 mil hombres. A pesar de la presión, el Destacamento Peñaranda decidió replegarse ordenadamente hasta el Kilómetro 11, cerca del fortín Arce, donde Peñaranda asumió el mando de la 4ta División.

Más adelante, en el Kilómetro 7, se daría la famosa Batalla de Kilómetro 7, bajo la poderosa consigna de "¡No pasarán!", repetida por los soldados con valentía. Participaron unidades destacadas como el Campero, el Loa, el 6 de Caballería, el Campos y la artillería boliviana.

Una reflexión para el futuro

El general Enrique Peñaranda, al recordar estos días, hizo una reflexión muy importante para los líderes del Ejército boliviano. Dijo que la disciplina militar debe ser cultivada con trabajo constante y con contacto directo entre los jefes y la tropa. Además, destacó el valor del pundonor militar, que es ese sentido del deber, del honor y del valor que ayuda a los soldados a vencer el miedo en los momentos más difíciles.

Peñaranda escribió que el miedo muchas veces es solo “un fantasma”, algo que parece más grande de lo que realmente es. El valor, la estrategia y la disciplina pueden ser más poderosos que el número de soldados enemigos.

¿Qué aprendemos de esta historia?

  • Que incluso un grupo pequeño y organizado puede lograr grandes cosas.

  • Que el ingenio y la estrategia son tan importantes como la fuerza.

  • Que la disciplina y el respeto al deber pueden marcar la diferencia en los momentos difíciles.

Estas enseñanzas no solo sirven para los soldados, también para todos nosotros en nuestra vida diaria, en el colegio, con nuestras familias o cuando enfrentamos desafíos.

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