Los Hijos de Ismael Montes y Daniel Salamanca participaron en la Guerra del Chaco

El hijo del presidente de la República, el subteniente Alberto Salamanca Ugarte, combatió valientemente en las trincheras de Kilómetro 7 durante la Guerra del Chaco. El 3 de diciembre de 1932, en medio de un feroz combate, fue alcanzado por una bala paraguaya, lo que le costó la vida.

La noticia de su caída conmocionó profundamente al presidente y a sus dos hijas, quienes residían con él en el frío Palacio Quemado de La Paz. Aunque el subteniente Salamanca podría haber evitado el frente de batalla debido a su parentesco con el mandatario, ni él ni su padre aceptaron ese privilegio. Ambos eran patriotas comprometidos con su deber y conscientes de la necesidad de dar ejemplo a la nación. Como resultado, Salamanca murió enfrentando junto a sus compañeros las extremas condiciones de combate, en un escenario donde la vida no valía nada.

Un destino similar vivieron otros miembros de familias destacadas de la vida pública de Bolivia. Es el caso del teniente Arturo Montes, hijo del expresidente Ismael Montes, quien demostró un coraje ejemplar al romper el cerco de Boquerón para llevar ayuda a sus compañeros, y luego al hacerlo nuevamente para salir al exterior. Durante una visita al frente, el general Ismael Montes y la junta de generales coincidieron en Fortín Muñoz, donde el comandante General Quintanilla les ofreció un almuerzo. Al enterarse de que su hijo, el teniente Montes, estaba presente en el Fortín, el general se mostró indignado y ordenó que lo retiraran, ya que consideraba que no debía haber lugar para un hijo de presidente en una mesa exclusivamente de generales. Montes, fiel a sus principios, acató la orden, ya que no estaba dispuesto a permitir privilegios durante la guerra, a pesar del profundo amor que sentía por su hijo.

Un ejemplo similar se puede observar en el caso de los hijos de Justo Pastor Ávila, presidente de la Cámara de Diputados de Bolivia. A pesar de poder haber evitado la conscripción, los hijos del prominente republicano decidieron unirse al ejército. El menor de ellos, Fernando Ávila, con tan solo 17 años, fue destinado a defender la patria en la batalla de Boquerón. Fernando vivió el horror del asedio durante 21 días, hasta que fue capturado por las fuerzas paraguayas. Su cautiverio en Asunción duró tres largos años.

Aunque se pueden hacer diversas críticas sobre la decisión de Salamanca de precipitar al país a la guerra o sobre la falta de preparación de los generales, no se puede cuestionar su patriotismo y honradez. Fueron tiempos difíciles y personas decididas a defender su patria, sin importar los sacrificios.

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