El Origen del Día de los Muertos

El Día de los muertos tiene un origen fascinante, ya que se estableció como una revelación divina un día como hoy, según la historia. En el año 1000, San Odilón, un monje en Francia, solicitó que se celebrara esta jornada el día siguiente a Todos Santos. Su motivación provino de lo que él describió como una revelación que recibió a través de un ángel, quien le mostró el purgatorio y le indicó que debía informar al Sumo Pontífice para que instituyera una jornada anual dedicada a orar por los difuntos.

Esta festividad está  relacionada con el Día de Todos Santos, que se celebra el primero de noviembre. Originalmente, esta conmemoración se estableció el 13 de mayo para honrar a los santos de la iglesia, pero debido a la gran afluencia de personas que viajaban a Roma para celebrarlo, se decidió mover la fecha a noviembre. Esta nueva fecha se eligió porque después de las cosechas, a ciudad contaba con suficientes alimentos para recibir a todos los visitantes.

El 12 de noviembre se convirtió en el Día de los Difuntos, dedicado a aquellos que, según la tradición cristiana, no alcanzaron la vida eterna en el cielo. Se creía que estas almas habían muerto sin haber cumplido las penitencias necesarias durante su vida, y por lo tanto, estaban en el purgatorio, esperando que las oraciones de los vivos les ayudaran a limpiar sus pecados y alcanzar la salvación.

En países como Bolivia y México, se tiene la creencia de que las almas de los difuntos regresan a los hogares que habitaron durante su vida al mediodía del primero de noviembre. Por esta razón, los familiares preparan comidas y bebidas que eran del agrado de los difuntos, para recibirlos de manera simbólica. El 2 de noviembre, a  las 12:00 del medio dia estas almas se despiden, y es tradición que las familias acudan a los cementerios para rezar y compartir ofrendas, acompañando así a sus seres queridos en su retorno al cielo, con la esperanza de un nuevo encuentro en el futuro.

En resument podriamos decir el Día de los Difuntos no solo es una ocasión para recordar a quienes han partido, sino también un momento para reflexionar sobre la conexión entre los vivos y los muertos, destacando la importancia de las tradiciones y creencias que fortalecen estos lazos.

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