Poemas de Oscar Alfaro

Oscar Alfaro, poeta ilustre de Bolivia, ha forjado un legado literario impactante a través de sus evocadores poemas. Su pluma hábil ha dado vida a una rica paleta de emociones y reflexiones, explorando la identidad cultural y la historia de su nación.

Desde los versos íntimos hasta las odes a la tierra, Alfaro ha capturado la esencia misma de Bolivia en sus escritos. Como colaborador destacado de Nilo Soruco, sus poemas se han entrelazado con melodías memorables, convirtiéndose en himnos que resuenan con la profundidad de la experiencia boliviana. Estos poemas no solo son expresiones artísticas, sino también cronistas de la resistencia y la belleza arraigada en la poesía boliviana.

Eduardo Avaroa

Pasa el agua de la historia
Bajo el puente del Topáter.
Y quiebra Eduardo Abaroa
La historia con una frase.

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A tiros bordan su pecho
Con sangrientas iniciales,
Pero el se bate en el puente
Lo mismo que un estandarte

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El Pacífico está ciego,
Lanza zarpazos mortales
Haciendo saltar las rocas
Porque lo arrojan del Ande

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El héroe cae y se rompe,
Como un leño criptante
Lanzando al aire las chispas
De sus palabras quemantes.

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Y solo queda en la historia,
Como rúbrica de sangre,
La interjección de Abaroa,
Temblando sobre los mares.

Ladislao Cabrera

Plantado en media frontera,
Junto al océano que brama,
Está Ladislao Cabrera,
El defensor de Calama

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Dentelladas de chacal
Lanzaron los extranjeros
Sobre el hombre vertical
Que se cubre de luceros.

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Es el mástil que sostiene
La azul bandera del mar
Y agonizante contiene
El asesino avanzar

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Pero se quiebra su ruta.
Y en su tumba salitrera,
Hoy florece una kantuta,
Constelada de banderas.

Antofagasta

Hermana prisionera,
Tu dolor no se alivia,
Pues, lejos de Bolivia,
Llora tu primavera.

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La patria que elegiste,
Y fue tu amor primero,
Te mira vivir triste,
En el suelo extranjero

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Pero nadie te olvida,
Te tocan ya las manos
De todos tus hermanos,
Que librarán tu vida.

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Este anhelo profundo
Jamás ha de ser vano,
Mientras viva en el mundo
Un solo boliviano.

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Y volverás entonces,
Hermana triste y bella,
A tu patria de bronce,
Cual la décima estrella.

Los Colorados

Un ejército que ardía,
Con sus sacos inflamados.
Llegaban los Colorados,
Poniendo en llamas el día.

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Y sobre puntas de lanza.
La bandera de Bolivia,
Pintaba la tarde tibia
En el Alto de la Alianza.

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Los Atilas a caballo
Y a galope de campana
No dejaban flor ni tallo
En la tierra boliviana

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Pero ante gesto y bandera
De los héroes ofendidos,
Retrocede la frontera
De caballos y bandidos.

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El horizonte se llena
De relámpagos y potros
Un mar de caballos suena
Y se viene contra nosotros.

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Negros y rojos celajes
Decoran la tarde gris.
El pecho de mi país
Queda tatuado de herrajes.

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Llora el viento en los desiertos.
Lejos galopa el villano.
Cubren los cóndores muertos
El Litoral boliviano.

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