La victoria diplomática boliviana que cambió el rumbo de la guerra del chaco

En plena Guerra del Chaco, mientras los disparos y las batallas desgastaban a los soldados en el frente, otra batalla se libraba en los escritorios de Buenos Aires: una batalla diplomática que muy pocos conocían, pero que cambiaría el destino de Bolivia. El 22 de mayo de 1935, una delegación boliviana viajó a Argentina para participar en las negociaciones de paz. Aunque creyeron que habían fracasado, en realidad lograron uno de los mayores triunfos diplomáticos de la historia boliviana.
Esta misión estuvo conformada por personajes muy importantes, como el Canciller Tomás Manuel Elío, el ex presidente Bautista Saavedra, el Ministro de Hacienda Carlos Víctor Aramayo, entre otros civiles y militares. Su objetivo era lograr un alto al fuego y sentar las bases para una paz justa y favorable para Bolivia.
En ese momento, Paraguay aún tenía esperanzas de conquistar más territorio, incluso soñaba con llegar a Santa Cruz, Tarija o el Beni. Pero la realidad era otra: su ejército estaba agotado y cada día perdía más hombres y recursos. Fue entonces cuando el presidente argentino Pedro Justo, al ver que la guerra solo traía muerte y sufrimiento, decidió intervenir. Llamó directamente al presidente paraguayo para cerrar un acuerdo de alto al fuego inmediato, el 12 de junio de 1935.
La clave de esta victoria no estuvo solo en detener los disparos. Lo más importante fue lograr que se incluyera en el Protocolo de Paz un artículo basado en la Doctrina del 3 de agosto de 1932, que decía claramente:
“La conquista de territorio por la vía de las armas no será reconocida por la comunidad de las naciones”.
Esto significaba que Paraguay no podía quedarse con todo el territorio que había ocupado por la fuerza, y que la frontera sería definida por la vía del arbitraje legal y no por las armas. También se aseguró que, en caso de desacuerdo, el trazado de la frontera sería definido por un tribunal internacional imparcial, como el de La Haya.
Gracias a esta estrategia, el ejército paraguayo se vio obligado a retroceder hasta 170 kilómetros, y Bolivia recuperó tierras valiosas cercanas al Río Paraguay, lo que le permitió obtener una salida soberana al Océano Atlántico. Ese punto es conocido hoy como Puerto Busch, y aunque aún espera ser desarrollado como un gran puerto, representa el logro del objetivo de guerra boliviano.
Muchos miembros de la delegación regresaron creyendo que no habían conseguido nada. Incluso Bautista Saavedra se sintió desmoralizado. Pero el tiempo demostró lo contrario: gracias a su firmeza, Bolivia consiguió una victoria diplomática enorme, sin disparar un solo tiro más.
Este episodio nos enseña que la inteligencia, el diálogo y la diplomacia pueden ser tan poderosos como las armas. Y también nos recuerda que, en momentos difíciles, la unidad y la estrategia pueden cambiar la historia de un país.
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