Alcide d'Orbigny

imagenes Alcide dOrbigny en Cochabamba

El naturalista francés Alcide d'Orbigny, quien en 1826 fue enviado a América Meridional por el Museo de Historia Natural de París para explorar y estudiar la geología, fauna, flora y razas humanas sudamericanas, llegó a Bolivia en mayo de 1830 y, concretamente, en septiembre de ese año arribó a Cochabamba.

Durante su recorrido por el valle, d’Orbigny transitó por Quillacollo y Colcapirhua, atravesando inmensos campos de trigo y maíz, un sinfín de sembradíos que se perdían en la lontananza, así como numerosas huertas de durazneros, olivos, higueras y sauces. El 24 de septiembre de 1830, llegó a la ciudad de Cochabamba, experimentando una sensación placentera al encontrar nuevos aires y una vegetación agradable a sus ojos, asemejando estas tierras con las hermosas regiones agrícolas de Francia.

Índice
  1. Reseñas de Alcide d'Orbigny sobre Cochabamba
  2. Idioma y Sociedad en Cochabamba
  3. El Espíritu Emprendedor de los Cochabambinos
  4. Exploraciones en Sudamérica
  5. El Encuentro con el Pilcomayo
  6. Expedición a la Patagonia y Viaje a Chile
  7. Estudio Extensivo de Bolivia
  8. Publicaciones de Alcides d'Orbigny
  9. El “Supuesto” Viaje a Tarija
  10. Actualización al 24 de Julio de 2024

Reseñas de Alcide d'Orbigny sobre Cochabamba

“La ciudad de Cochabamba, con sus arrabales, ocupa una vasta extensión. El gran número de patios y jardines, la multitud de casas de dos pisos, la hacen aparecer infinitamente más poblada de lo que es en realidad. Está perfectamente trazada, dividida en bloques iguales o cuadras, por medio de hermosas calles de nueve metros de ancho, las principales bien empedradas.

Hay dos grandes plazas: la Plaza Principal (situada en el centro de la ciudad), alrededor de la cual hay cuatro iglesias, la casa de gobierno o Cabildo, y, en medio, una fuente de agua. Está adornada, además, con sauces recientemente plantados, destinados a refrescar, más tarde, con sus sombras: es, sin duda alguna, la más hermosa plaza que pueda verse en cualquiera de las ciudades de la República.

La segunda plaza es la de San Sebastián, situada casi en los suburbios. Reina la mayor limpieza, gracias a la vigilancia de la policía. Sin embargo, por falta de local apropiado, esas plazas, lo mismo que en La Paz, sirven también de mercado y están ocupadas, ciertos días, por toda suerte de productos de los alrededores traídos por los indios.

Idioma y Sociedad en Cochabamba

El idioma general de Cochabamba es el quechua. Los indios no conocen otro. Los mestizos de ambos sexos sólo saben algunas palabras de un pésimo español. La lengua quechua está tan difundida, hasta en la ciudad, que, en la intimidad, es la única que se habla.

Las mujeres de la sociedad burguesa poseen una idea muy incompleta del castellano, que no les gusta hablar; por eso el extranjero, que no puede aprender de la noche a la mañana el idioma de los incas, se halla a menudo en un gran embarazo. Ahora que las escuelas se multiplican, que la educación se extiende más entre las mujeres, ellas serán, sin duda, con los medios naturales de que están dotadas, tan amables, tan sensatas en la conversación y de una sociedad tan agradable como lo son los hombres cultos del país.

El Espíritu Emprendedor de los Cochabambinos

El habitante de Cochabamba, siempre tan dispuesto a divertirse y embriagarse con chicha, es, en los viajes, el hombre más sobrio y, sobre todo, más económico. Tiene, por encima de todo, un espíritu emprendedor y viajero. Así como se encuentran en todas partes paraguayos, se ven igualmente, en toda América, cochabambinos, distinguiéndose en esto de los habitantes de las otras provincias.

Comerciantes por excelencia, a los que nada les importan las fatigas, hay en todos los caminos mestizos con sus mulas o con sus asnos cargados de mercaderías, que van a vender a todas partes. Por lo general, sus provisiones consisten entonces en una bolsa de maíz tostado. Se detienen en lugares deshabitados para hacer pacer sus bestias o se mantienen en la ciudad con la más estricta economía, a fin de ahorrar dinero para sus familias, para cuando llegue el momento de compartir los placeres con ellas” (d’Orbigny, 2002).

Exploraciones en Sudamérica

Tras su llegada a Brasil, d’Orbigny continuó su viaje hacia Uruguay y Buenos Aires, desde donde planificó sus exploraciones en el Paraná. En su travesía, recorrió 350 leguas durante un año completo, abarcando la provincia de Corrientes y Misiones. Posteriormente, penetró en el Gran Chaco y realizó un recorrido por las provincias de Entre Ríos y Santa Fe. Buenos Aires se convirtió en un punto estratégico desde el cual dirigió sus exploraciones hacia el interior del Gran Chaco.

El Encuentro con el Pilcomayo

El punto más septentrional que d’Orbigny alcanzó durante su viaje fue el confín de la entonces provincia de Paraguay, donde probablemente encontró el río Pilcomayo. En su relato, menciona que había encontrado el río 2,000 millas río abajo como afluente del Paraná.

Es plausible que este primer encuentro con el Pilcomayo se haya dado en el territorio de Tarija, dado que el historiador René Arze señala que el prefecto del departamento de Tarija en 1904, Don Tomás O’Connor, nombró a una población en honor a d’Orbigny. Este lugar, situado a 22º 00’ de latitud este y 62º 49’ de longitud oeste, lleva el nombre de "Fortín d’Orbigny" o simplemente "d’Orbigny".

Expedición a la Patagonia y Viaje a Chile

En mayo de 1828, d’Orbigny regresó a Buenos Aires y, en enero de 1829, partió hacia Patagonia, donde permaneció hasta septiembre de ese año. A comienzos de 1830, se embarcó hacia Santiago de Chile para evitar atravesar por tierra una Argentina convulsionada. Sin embargo, también encontró problemas en Chile y decidió trasladarse a Bolivia, donde recibió el apoyo del presidente Mariscal Andrés de Santa Cruz, quien le ofreció cooperación para sus investigaciones.

Estudio Extensivo de Bolivia

En Bolivia, d’Orbigny llevó a cabo un estudio detallado que abarcó los departamentos de Cochabamba, Santa Cruz, Beni y Pando. Permaneció en el país desde julio de 1829 hasta finales de 1833, realizando intensos estudios y descripciones de las regiones que incluían el Tipnis, la región discutida más tarde por el presidente Evo Morales para la construcción de una carretera.

Al llegar a Bolivia desde Cobija en el Pacífico, ascendió al Altiplano boliviano, describiendo el "llano boliviano situado a una altura de cuatro mil varas sobre el nivel del mar" de la siguiente manera:

“Llegué a la ciudad de La Paz, la antigua Choqueyapu (campo de oro), nombre dado por los Aymaras debido a la abundancia de minas de este metal. Escribí inmediatamente al gobierno remitiéndole mis cartas de recomendación. En respuesta, el gobierno me ofreció protección y fondos si los necesitaba, además de proponerme un oficial del ejército y dos jóvenes para acompañarme”. En su descripción, también señala: "…viajé inmediatamente a los Yungas paceños; visité sucesivamente Yanacachi, Chupi, Chulumani, Irupana, pasando alternativamente del lecho de los ríos a la cumbre de las montañas…”.

Continuó su viaje hacia Cochabamba y sus alrededores: "…que fueron el teatro de mis investigaciones durante algún tiempo; prosiguiendo luego hacia el este: “traspuse cien leguas de montañas bastante áridas, pero cortadas por fértiles y profundos valles. Durante este viaje, reconocí sucesivamente las provincias de Clisa, Mizqué y Valle Grande, siguiendo el camino de Punata, Pocona, Totora, Chaluani, Chilon, Pampa Grande y Samaypata (el poyo del descanso), último punto habitado de las montañas, a solo treinta leguas de las fértiles pampas del centro continental…”.

Posteriormente, visitó la provincia de Chiquitos: "…colocada en el centro del continente americano, tiene más de 18,000 leguas de superficie y, siendo muy fértil su terreno, pueden cultivarse todos los frutos de los países cálidos, al mismo tiempo que en las montañas de Santiago se podrían sembrar trigos y plantarse la viña. Visité sucesivamente San Javier, Concepción, San Miguel, Santa Ana, San Ignacio, San Rafael, San José y Santiago, y precisamente me encontré en esas montañas durante la primavera de aquellas regiones”.

Publicaciones de Alcides d'Orbigny

d’Orbigny publicó sus trabajos en tres libros principales. El primero, titulado "Viaje por la América Meridional", fue realizado en París y Estrasburgo entre 1835 y 1847 en nueve volúmenes por Pitois-Lavrault. La parte histórica, contenida en los tres primeros tomos, fue traducida por Alfredo Cepeda y publicada en 1945 con el título “Viaje a la América Meridional” por Editorial Futuro. El segundo libro, titulado “Descripción geográfica, histórica y estadística de Bolivia”, fue realizado en 1843 a instancias del gobierno del Gral. Ballivián.

La tercera publicación, “L’homme américain (de l’Amérique méridionale)”, fue realizada en 1839 en París y es un resumen de las observaciones etnológicas realizadas durante su estadía en América.

El “Supuesto” Viaje a Tarija

A pesar de que el itinerario documentado de d’Orbigny en Bolivia no incluye visitas a Potosí y Tarija, existe una cuarta publicación titulada “Viaje pintoresco a las dos Américas, Asia y África”, publicada en 1842 por la imprenta de Juan Oliveres de Barcelona. En su último capítulo, relativo a Bolivia, se menciona una “supuesta” visita de d’Orbigny a Potosí y Tarija, así como a otros lugares como Tupiza, Cotagaita, Sucre, Oruro, La Paz y los Yungas paceños, antes de dirigirse hacia el Perú. Sin embargo, esta descripción no se encuentra en los escritos originales de d’Orbigny y debe atribuirse a otros viajeros citados en el título, no a él.

Actualización al 24 de Julio de 2024

En junio de 1906, la comunidad yacuibeña de d’Orbigny recibió su nombre actual. Hasta entonces, el fuerte de d’Orbigny se denominaba Fortín Ballivian. Mediante un acta del 25 de junio de 1906, se cambió el nombre del fortín a “Fuerte d’Orbigny”, mencionando a Agustín Rada (ver bibliografía). Hoy en día, es una comunidad rural del municipio de Yacuiba en proximidades del río Pilcomayo.

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