Fundacion de Tarija
La historia de Tarija, una de las ciudades más importantes del sur de Bolivia, está marcada por una rica mezcla de culturas y eventos que han dejado huella en su identidad. Los primeros habitantes del valle de Tarija fueron las tribus churumatas y tomatas, quienes fueron los primeros en habitar estas tierras. Sin embargo, la historia de la fundación de esta ciudad comienza con la llegada de los incaicos, encabezados por el emperador Huayna Capac, quienes arribaron al valle de Tarija antes de la llegada de los españoles.
Con el paso del tiempo, los incaicos se dirigieron hacia Argentina, y los tomatas fueron reducidos por la parcialidad de los chichas. Fue en este contexto cuando el Virrey Francisco Álvarez de Toledo, por orden de la corona española, decidió fundar la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa, que hoy conocemos como Tarija. La fundación de esta villa se realizó el 4 de julio de 1574 por el capitán Luis de Fuentes y Vargas. Junto con los habitantes chichas, quienes ya residían en el valle de Tarija, y 140 nuevos habitantes, se establecieron en la rivera izquierda del río Nuevo Guadalquivir.
El Origen del Nombre "Tarija"
El nombre de Tarija tiene una historia interesante. Durante una expedición española en el Valle de Rosillas, los colonizadores encontraron algo que les recordó a las torretas del valle español de Torija. Tarija, proveniente del árabe andaluz, significa “torreta”, y esta similitud en la geografía llevó a los españoles a nombrar así a la nueva villa. Este hecho habría ocurrido en el año 1535, mucho antes de la fundación oficial en 1574.
El Reparto de Tierras y los Primeros Beneficios
Luis de Fuentes y Vargas, con la autoridad de Capitán y Justicia Mayor, recibió la comisión para repartir tierras y solares en la nueva villa. En los primeros años, Gutierre Velásquez de Ovando fue uno de los beneficiados con estos repartos. Velásquez obtuvo tierras en varias áreas importantes del valle, incluyendo Escayache, Canasmoro, y Tarija la Vieja (San Lorenzo). Incluso el primer alcalde ordinario, Antonio Domínguez, recibió solares para su familia cerca de la Orden de Santo Domingo.
El 4 de agosto de 1574, Velásquez de Ovando recibió uno de los primeros obsequios más antiguos otorgados en la Villa de Tarija. Este terreno lo convertiría en uno de los hombres más ricos de la región en esos primeros días.
Los Desafíos y Misiones Religiosas
Uno de los grandes desafíos a los que se enfrentaron los fundadores de Tarija fue la constante amenaza de las tribus chiriguanas, que habitaban los márgenes de los ríos Pilcomayo, Guapáy, Parapetí, y Bermejo. Para frenar el avance de estos pueblos guerreros, se crearon varias misiones religiosas que tenían la tarea de contener el ataque de los chiriguanos. Se destacaron doce de estas misiones, incluyendo San Rafael, Tacurú, Saypurú, y San Francisco de Azero.
La Muerte de Luis de Fuentes y Vargas
Luis de Fuentes y Vargas, el hombre que fundó Tarija, fue destituido de su cargo como gobernador en 1586. Posteriormente, se trasladó a la Ciudad de La Plata (hoy Sucre) para defenderse. Allí, en sus últimos días de vida, redactó su testamento el 10 de agosto de 1598, dejando claros los bienes que poseía y estableciendo una memoria para la Villa de San Bernardo de Tarija. Entre los bienes mencionados en su testamento se encuentran terrenos, viñas, bienes muebles y ganado, con la intención de que su herencia fuera entregada a Juan Porcel de Padilla, un residente de la ciudad de La Plata.
Luis de Fuentes y Vargas falleció el 14 de agosto de 1598, en soledad y pobreza, sin haber contraído matrimonio ni dejado descendencia. A pesar de su muerte, su legado perdura en la fundación de Tarija, que ha crecido hasta convertirse en una ciudad vibrante y llena de historia.
Resumen
La fundación de Tarija es una historia de resistencia, trabajo en comunidad y desafíos. Desde los primeros momentos de contacto con los pueblos originarios hasta la creación de la villa y su posterior expansión, la ciudad de Tarija ha sido un testimonio de la resiliencia de sus habitantes y de la importancia de la cultura e identidad regional. Hoy, Tarija no solo es una ciudad histórica, sino también un centro de desarrollo y crecimiento para Bolivia, con un legado que sigue vivo en cada rincón de sus calles y monumentos.
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