La batalla de Nanawa: la lucha más sangrienta de la guerra del chaco

La Segunda Batalla de Nanawa, ocurrida el 4 de julio de 1933, fue uno de los enfrentamientos más feroces y sangrientos de la Guerra del Chaco, un conflicto armado entre Bolivia y Paraguay por el control del Chaco Boreal. Esta batalla marcó un momento clave por la valentía de los soldados, pero también por la gran cantidad de vidas perdidas.
En esa época, el ejército boliviano estaba al mando del general alemán Hans Kundt, un militar de formación prusiana, que no quiso escuchar consejos ni advertencias. La Séptima División boliviana llevaba meses frente al fortín Nanawa, un punto estratégico defendido con gran esfuerzo por los paraguayos. Cuando se decidió atacar, la ofensiva fue enorme.
A las 7 de la mañana, la artillería boliviana comenzó a disparar contra el fortín. Una hora después, aviones Vickers lanzaban bombas desde el cielo, mientras las tropas bolivianas avanzaban por el centro y los lados, tratando de rodear la posición paraguaya.
Pero los paraguayos no estaban desprevenidos. Durante cinco meses, habían convertido Nanawa en una fortaleza casi impenetrable, con alambradas, minas personales, fosos y puestos de ametralladoras. Cuando los soldados bolivianos se acercaron, muchos murieron en el intento. Fue un verdadero infierno.
En el sector norte, sin embargo, el ataque fue más efectivo. Se hizo estallar una mina subterránea (aunque con errores de cálculo), y dos tanques bolivianos avanzaron en zigzag, destruyendo fortificaciones y permitiendo que los soldados con lanzallamas se acercaran y destruyeran los nidos de ametralladoras enemigos. Fue un momento histórico, porque por primera vez los bolivianos lograron tomar trincheras paraguayas en ese sector. La alegría y el orgullo eran enormes.
Sin embargo, al caer la noche, los paraguayos contraatacaron. Lo que siguió fue un combate cuerpo a cuerpo, muy violento, hasta que los últimos 25 soldados bolivianos, liderados por el teniente Félix Reyes, fueron capturados. La batalla duró ocho días, y aunque hubo actos de gran valentía, terminó siendo una derrota costosa para Bolivia.
Este acontecimiento nos muestra cómo la estrategia, el conocimiento del terreno y la preparación defensiva pueden marcar la diferencia en una guerra. También es una oportunidad para reflexionar sobre el valor de la paz, el diálogo y la importancia de evitar los conflictos armados que solo traen dolor y destrucción.
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