La leyenda de la papa

La leyenda de la papa, hace mucho tiempo, el pueblo de los Sapallas vivía en paz y armonía. La naturaleza, generosa y abundante, satisfacía plenamente las necesidades de todos. Además, la buena relación con los pueblos vecinos les había hecho olvidar lo que era la violencia y la guerra.
Pero un día, una repentina erupción volcánica alteró la tranquilidad de este mundo que parecía perfecto. Los Karis, vecinos de los Sapallas que habitaban al norte, cerca del volcán, se vieron obligados a huir de su tierra destruida, dejando atrás la mayor parte de sus pertenencias. Atraídos por las riquezas del territorio Sapalla, los Karis tomaron las armas e invadieron por la fuerza ese próspero país. Los Sapallas, sin poder defenderse, fueron sometidos a la esclavitud sin oponer resistencia.
Durante muchos años, los Sapallas, resignados a su suerte, trabajaron sin descanso para los Karis. Sin embargo, un solo joven, llamado Choque, último descendiente de los antiguos líderes Sapallas, se negó a aceptar la dominación. Prefería sufrir los castigos de los Karis antes que trabajar como esclavo. Aunque sus compatriotas intentaron convencerlo de rendirse, él mantuvo firme su fe en que los dioses no permitirían tanta injusticia.
Los dioses, atentos a todo, quedaron impresionados por el valor y la convicción de Choque. El gran Pachacamaj, en forma de un majestuoso cóndor blanco, se le apareció al joven y, como recompensa, le reveló el lugar donde se encontraban las semillas de una planta desconocida: la papa.
Siguiendo las instrucciones del dios, los Sapallas sembraron en secreto las semillas, reemplazando los cultivos tradicionales de quinua y habas que antes entregaban a los Karis.
Pasaron algunos meses, y las semillas comenzaron a brotar. Como era su costumbre, los Karis se apresuraron a cosechar las hojas verdes y los frutos de la nueva planta. Los Sapallas, en cambio, recogieron solo lo que quedaba en el campo. Al principio, no se dieron cuenta del verdadero regalo que habían recibido. Pero su asombro fue grande cuando descubrieron los tubérculos escondidos bajo la tierra, que los Karis no habían visto. Esa preciada comida les devolvió la esperanza y la fuerza para rebelarse.
Muchos Karis que habían comido las hojas y frutos de la planta, que eran venenosos, enfermaron gravemente o murieron. Aprovechando ese momento, los Sapallas se levantaron con valentía y lograron expulsar al último Karis de su territorio.
Choque fue elegido como nuevo jefe del pueblo. Fundó una sociedad más fuerte y feliz, donde se siguió cultivando la papa con respeto, como si fuera un regalo sagrado de los dioses.
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